dilluns, 25 de juny del 2007

Una verguenza


En Coria, un pueblo de Cáceres, entre el 23 y 29 de junio cada año. se celebran unas "fiestas" bastante curiosas y desagradables.


Según la leyenda, cada año por las fiestas de San Juan, un joven escogido a sorteo entre los de la ciudad era corrido por las calles y se defendía con dos navajas o puñales de los ataques de los demás. Casi siempre solía morir. Pero un año le tocó en suerte al hijo de una rica dama del pueblo. Ésta, angustiada, lo cambió por un toro, y desde entonces, este cruel encierro es el centro de las fiestas de Coria.


Actualmente, el toro deambula por el pueblo durante horas y recibe en sus carnes los dardos que le arrojan los vecinos con sus cerbatanas. Cuando su agotamiento le vence y se acuesta, los mas aguerridos mozos le cortan los testículos mientras agoniza.
La historia nos la cuentan en Anima Naturalis, donde nos dan más información para quejarnos de esta barbarie incluso al propio ayuntamiento

1 comentari:

Anònim ha dit...

Yo soy de Coria y, como ya dije en Anima Naturalis, es cierto que la “fiesta” es una salvajada, pero no llega al extremo que comentan.

Al toro no se le cortan nada (creo que la carne después se vende, por lo que tampoco lo hacen “los jóvenes del pueblo”)… después de unas 4 horas en “libertad” por el recinto cerrado de la parte antigua de la ciudad se le mata de un disparo en la cabeza… así que, al menos al morir, no sufre.

Lo de los dardos es totalmente cierto, allí se les llaman “soplillos” y se hacen con alfileres de costura (puntas de entre 1 y 3 centímetros de largo). No se le ponen banderillas (cosa habitual en las corridas de toros), pero sí se le clava una “divisa” al inicio del lamentable espectáculo.

Soy el primero en estar en contra de estos maltratos y he intentado “razonar” con algunos amigos que viven allí… el resultado, por supuesto, nulo. Allí no hay nada más, de modo que, acabar con esas fiestas es acabar con la temporada más lucrativa del año (Coria multiplica por 20 su número de habitantes en esa semana).

Hay muchas “leyendas” en torno a estas fiestas, pero en general el animal tiene el mismo trato (o incluso mejor) que en las corridas de toros “normales”.

Ojalá hubiera alguna forma de acabar con todas estas patéticas tradiciones.